Publicada en Ubicado en la isla de Tinhare, al sur de Salvador de Bahía, el Morro de San Pablo es una villa agreste con un fortín colonial, cuatro playas cortadas por arrecifes y un enjambre de palmeras. Piscinas naturales con peces bufones, un clima tropical inmutable y todas las opciones para vivir en ojotas. Por Pamela Damia y Emiliano Guido La Corona Portuguesa construyó el fuerte Morro de San Pablo para defender la isla de Tinhare de los furibundos ataques piratas que asolaban la costa bahiana en el siglo XVII. El anillo amurallado con sus derruidos y enmohecidos cañones ahora tiene estacado en pleno corazón de su defensa una formación de palmeras sedadas y en su retaguardia atesora playas de ensueño. Hasta la década del ’70 los hippies lo adaptaron como refugio y antídoto contra sus fobias urbanas; aún hoy se ve un puñado de artesanos nómades ofreciendo una bijouterie estrafalaria. Pero la colonia de pescadores fue convulsionada ante las febriles visitas de las fami
Crónicas de viaje, artículos de actualidad y otras artes